EUGENIA ALONSO Y GABY FERRERO INTEGRAN ÁCIDO CARMÍN, DÚO TEATRAL QUE PROTAGONIZA LA PIEZA DE LUIS CANO QUE INAUGURÓ EL CICLO DE MERCURIO. EN LA SIGUIENTE CHARLA, LAS ACTRICES CONVERSAN ACERCA DE LAS PARTICULARIDADES DE SU TRABAJO.

Pese a haber comenzado a trabajar juntas desde los 90 con proyectos como El beso, El 52 o Mau Mau o la tercera parte de la noche, entre otros, el dúo teatral Ácido Carmín nunca había participado del circuito oficial hasta su reciente desembarco en el Teatro Regio. Y si de primeras veces se trata, además de la novedad de actuar juntas en un escenario de semejante envergadura, Gaby Ferrero y Eugenia Alonso asumieron otra variación en su tendencia de trabajo: por primera vez en una proyecto que emprenden, dramaturgo y director son la misma persona: Luis Cano. “Esta particularidad obliga a que una escuche el texto y al director desde otro lugar”, explica Alonso. “En este caso, nuestra manera, por lo general más lúdica y exterior, se volcó en una búsqueda más íntima e interior”.

En ese sentido, Ferrero agrega: “Resultó un trabajo amoroso. Que la autoría y la dirección estuvieran a cargo de una sola persona podría conllevar, en principio, el malentendido de que el autor sepa qué cosas quiere como director. Sin embargo, Luis la mayoría de las veces no lo sabe. Mas bien tiene una especie de esquizofrenia (bromea Ferrero) con respecto a sus dos oficios: dirigiendo no tiene la menor idea sobre qué quiso decir el autor (una figura que pocas veces suele asistir a los ensayos). Esa particularidad da como resultado un proceso de búsqueda conjunta, de estar todos -de alguna manera-en las mismas condiciones de incertidumbre y complicidad para llegar juntos a alguna parte”.

Las actrices coinciden en el interés que les despertó la poética del texto de Cano, que les planteaba otro desafío “en torno al mundo femenino, al cuidado y refinamiento en el uso preciosista de los objetos”, según detalla Ferrero. Para Eugenia Alonso, se trata de “un preciosismo casi minimalista: los personajes no tienen tanta libertad de acción o de despliegue de grandes conflictos, sino que se desarrollan meticulosamente en un ámbito de trabajo de la actividad de la servidumbre, al tiempo que se abordan mundos públicos y privados”.  Para Ferrero, el mayor desafío fue “darle cabida a Ángela en mi cuerpo”, confiesa acerca de su personaje. “Es una  mujer silenciosa, tímida, firme pero delicada, perfeccionista, atenta al mínimo detalle, casi invisible. La sala debe parecer vacía cuando estamos ahí, dice. Y eso resume su estar en el mundo. Dado que mi cuerpo de actriz es casi todo lo contrario del de ella, el mayor desafío fue producir el hueco para que ella ingresara”.

¿Pero cómo podría percibirse en un espacio tan grande como el del Regio una actuación signada por la sutileza? “La propuesta de hacer la obra allí implica ver la manera de multiplicarse y hacerse volumétrico para llegar a toda la platea de ese enorme teatro”, advierte Alonso. Acerca de las particularidades del espacio, relata Gaby Ferrero: “La mayor es tener la genial escenografía que diseñó Alicia Leloutre para Otelo (de William Shakespeare, dirigida por Martín Flores Cárdenas, cuyas funciones son de jueves a domingos) conviviendo en el mismo espacio. Porque generó que usáramos el escenario apaisado y desde el medio hasta proscenio. En sus larguísimos 16 metros de boca. Los dos personajes de Un mechón… se mueven como dos muñequitas en una pintura”. Y ese espacio, tal como indica Eugenia Alonso, complementa la estética de la obra. 

No obstante, más allá de los distintos escenarios, o “si los vestidos se consiguen prestados en un viejo desván o los hace a medida el mejor sastre”, el mayor hallazgo para Gaby Ferrero es conservar la misma pasión y pánico al salir a escena: “Eso es lo que nos pasa siempre y sin embargo, siempre es un hallazgo, una novedad”. En Un mechón de tu pelo, la alquimia para que esto suceda también residió en su equipo: “Luis Cano es muy buen compañero, sensible y nos permite una gran libertad de acción; todo puede dialogarse en el hacer”, cuenta Eugenia Alonso. “Todos trabajaron de la misma manera, y resultó tan fácil que logramos, con muy pocos ensayos, llegar cómodos a estrenar una obra muy sólida”.


UN MECHÓN DE TU PELO
Autoría y dirección: Luis Cano
Miércoles a las 21
Teatro Regio