EL RESPONSABLE DEL ESPECTÁCULO MUSICAL QUE SE PRESENTA EN EL TEATRO DE LA RIBERA EVOCA EN ESTAS LÍNEAS LOS MOTIVOS (MUY PERSONALES) QUE LO LLEVARON A CREAR UN HOMENAJE TEATRAL AL CINE ARGENTINO.


Foto: Carlos Furman

Por Alfredo Arias


CINE

Siempre es interesante tratar de condensar en una página la pasión de toda una vida.

Mi pasión es el cine.

Me considero un niño de la pantalla blanca del cine que quedó atrapado en la caja negra del teatro.

Mi imaginario está profundamente relacionado con el cine.

Viendo películas aprendí todo lo que sé del mundo.

El cine me daba miedo. 

De niño pensaba que las películas se representaban realmente detrás de la pantalla.

Gracias a lentes y a lupas se lograba el milagro de los primeros planos gigantes, aterrorizantes.

Es de esa manera que el teatro y el cine se unieron muy tempranamente en mi imaginario.

La palabra imaginario se separa en dos dejando aparecer: imagina y río.

El río del imagina-rio cinematográfico arrastra en sus aguas emociones, rostros, paisajes que van a reunirse en el remanso de la pantalla.

Esa pantalla pasa en un segundo de su serenidad blanca al torbellino de las imágenes fantomáticas que la luz de la proyección deposita en ella.


CINELANDIA

Hoy se trata de Cinelandia.

Me pregunté cómo podía contar mis raíces argentinas y cinematográficas.

Elegí entonces cuatro películas que parecían ilustrar los puntos cardinales de una cultura que me formó con todas sus contradicciones.


LA INOCENCIA DE “BESOS BRUJOS”

El primer punto que me atrajo fue el de la inocencia, la candidez. Ingenuidad que dio tantos frutos apasionantes en el cine.

Cándidas películas en las que hay que parecer “tonto” para creerse la historia.

Es muy disfrutable abandonarse a ese estado de candor. Dejándose balancear por el mundo absurdo que crea la inocencia frente a la feroz realidad.

Elegí Besos brujos para ilustrar ese estado de credulidad.


LO FANTÁSTICO DE “EL CRIMEN DE ORIBE”

Como segundo paso me orienté en la dirección del cuento fantástico.

Fantástico fundador de un espacio inagotable de quimeras y juegos entre la fragilidad y la eternidad del tiempo.

No pude resistir a la seducción del cuento El perjurio de la nieve de Bioy Casares.

Bajo la dirección de Torres Ríos y Torre Nilsson, padre e hijo, este relato se transformó en un film que lleva por título El crimen de Oribe.

Fascinante historia donde el padre obliga a sus hijas a repetir el mismo día con la esperanza de detener el tiempo y así salvar a la menor de ellas, amenazada por una terrible enfermedad.

Esta narración es una metáfora sobre el cine.

En esta historia, las acciones se repiten como en el cine, buscando una forma de eternidad, de enfrentamiento con la muerte.


“LA MUJER DE LAS CAMELIAS”

El próximo paso que di fue en dirección a Francia.

Todas las culturas ambicionan apropiarse de lejanas sabidurías, esperando crear cercanías y familiaridades a veces imposibles.

En 1953, Ernesto Arancibia adaptó La Dame aux Camelias de Alexandre Dumas hijo a la realidad argentina de esa época.

Arancibia transformó la tuberculosis de la heroína, Marguerite Gauthier, en una enfermedad mental llamada “locura degenerativa”.

El viaje que realiza la historia da lugar a forzadas situaciones que exaltan la imposibilidad o el absurdo de una tal ambición.

La mujer de las camelias es una tentativa de aclimatar una historia que termina sorprendiéndonos con su insolente libertad.  

Libertad y caprichos que intentan hacer nuestra a Marguerite Gauthier, la desgraciada casquivana.

Para escapar a su patético destino, Zully Moreno, en la piel de Marguerite termina suicidándose en las aguas turbias del Riachuelo.

Es una coincidencia oportuna celebrar este film en el Teatro de la Ribera justo al lado del mismo puente de donde la heroína precipita su cuerpo en el magma alquitranado del célebre riacho.


“CARNE” 

El cuarto y último cuadro es dedicado a un trabajo cinematográfico marginal pero que con el correr del tiempo se ha vuelto de culto.

Me refiero a la obra fílmica de Armando Bo y su musa Isabel Sarli.

El título elegido es Carne. 

Quizás sin quererlo, Carne es una parábola de la violencia ejercida sobre las mujeres y la insoportable prepotencia del macho sobre la hembra.

La inconsciente genialidad de Armando Bo llega a asimilar a la mujer con una vaca.

Sarli es violentada en el frigorífico sobre una media res.

Es transportada y violada en un camión donde se lee “carne en tránsito”.

En ese recinto inhóspito del camión, el personaje de Delicia enfrenta a su agresor preguntándole: “¿Qué pretende usted de mí?”

Frase que hoy es patrimonio de nuestra cultura popular, y donde se mezcla nuestra intrínseca candidez y violencia.

Violencia con la cual la realidad política y social ha maltratado el cuerpo de esa mujer argentina que somos todos nosotros.  


TEATRO DE LA RIBERA

El Teatro de la Ribera es el ámbito adecuado para recibir el desfile de evocaciones fílmicas que es Cinelandia.

Este relato no trata de imitar el original de las películas rememoradas. Cinelandia exalta de manera irónica y libre estos cuatro films recreados.

El teatro de la Ribera tiene el encanto de algo profundamente barrial, que palpita en las raíces de la ciudad de Buenos Aires.


BARRIO

El cine y el barrio están profundamente ligados.

Era muy lindo ver una película en el centro, pero más lindo era verla en un barrio.

Ver Rocco y sus hermanos en Lanús me permitió entender muchas cosas de Lanús que me parecían hasta entonces incomprensibles.

Por ejemplo, los crímenes de amor generados por los celos y la pobreza.

El carnicero de mi barrio mató a su bella mujer a sillazos por celos y por pobreza.

Acto desesperado que recuerda a Simone apuñalando a Nadia en el obligatorio film de Visconti. 



CINELANDIA 

Un espectáculo musical de Alfredo Arias

Con Fanny Bianco, Carlos Casella, Marcos Montes, Adriana Pegueroles, Alejandra Radano y Nahuel Bazán.

Viernes, sábados y domingos a las 19 horas. Hasta el 3 de diciembre.

Localidades desde $ 20-.

Teatro de la Ribera