TALLER DE CREACIÓN COREOGRÁFICA

BAILARINES DIRECTORES

Lucía Bargados, Benjamín Parada, Constanza Agüero y Damián Saban, intérpretes del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, reflexionan sobre el proceso de creación de sus piezas, que se presentan con entrada gratuita en el Hall Central Alfredo Alcón.

Gustavo Gavotti

Lucía Bargados, Benjamín Parada, Constanza Agüero y Damián Saban, intérpretes del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, reflexionan sobre el proceso de creación de sus piezas, que se presentan con entrada gratuita en el Hall Central Alfredo Alcón.  

“Es maravilloso que se hayan abierto los talleres de investigación en el Ballet. Nuestra función es trabajar con un coreógrafo invitado desde el lugar del intérprete. Estar del otro lado y poder dirigir a nuestros compañeros, permite conocerlos más todavía”, afirma Constanza Agüero, bailarina de la compañía. En esta oportunidad son los propios intérpretes, devenidos en directores, quienes proponen a los compañeros proyectos, que eligen de acuerdo a sus intereses. Esta confianza construida, durante los años de trabajo juntos, favorece la experimentación.  

Statements to strangers comenzó a tomar forma a partir de fotografías de la eslovaca Evelyn Bencicova. “Son una serie de imágenes muy blancas, cuerpos unidos y trenzados”, afirma Lucía Bargados. “El trabajo fue colocar algunas de esas imágenes en los cuerpos de los intérpretes para que aparezcan otros disparadores”. El espacio del Hall Central Alfredo Alcón propuso una experiencia de situación, que subvierte ese espacio de tránsito. “Hay una improvisación pautada y una investigación sobre la materialidad”. Después de descartar el látex, se decidió por un material hecho de cola vinílica, que los intérpretes emplean como una segunda piel. Bargados, que además participa en otros proyectos de sus compañeros, como co-directora y bailarina, señala que estos cambios de roles producen mayor cercanía entre ellos, como si se fueran uniendo.  

Uno de esos trabajos es el de Benjamín Parada, quien decidió trabajar sobre la forma dúo. Con una fusión entre música clásica y electrónica, Dual Duette propone una unión de opuestos construida por los intérpretes, Damián Saban y Lucía Bargados. “En esta mezcla tomé una serie de eventos que le pueden pasar a una pareja, más o menos complicados, y uno tiene que atravesar eso y seguir adelante”, afirma el director. Su trabajo se destaca por coreografiar con precisión y destreza a dos intérpretes, decisión singular si se tiene en cuenta que sus compañeros se inclinaron por búsquedas más grupales. Parada coreografía por primera vez esta pieza, que fue creciendo con los aportes de sus compañeros. “Son ellos dos, nada más, y como es en el Hall, el mural, la escenografía del espacio, enmarca la danza, que cobra relieve”.   

Como en un juego donde los participantes enrocan lugares, Saban co-dirige junto a Constanza Agüero Unrasgar, investigación que toma como motor su propio origen. “Ambos somos del interior. Vinimos a estudiar a Buenos Aires y nos conocimos en la escuela de danza del San Martín”, recuerda Saban. Se trata de una formación en danza contemporánea de tres años, semillero de los futuros intérpretes que integran la compañía. 

“Queríamos trabajar el desarraigo en todos sus sentidos: personal, familiar, interpersonal. Lo que hicimos fue proyectar en la obra el impulso de salir adelante, de culminar una etapa para asumir otra”, agrega Agüero. En el espacio, una masa de intérpretes tiene que aprender a convivir, a la vez que cada uno aporta su individualidad. “A veces nos pasa que nos mimetizamos demasiado, en la danza, en la vida, en la oficina”, señala Saban. “Los artistas tratamos de preservarnos en nuestras individualidades y también tenemos que aprender a convivir”. 

 

Al partir de esta base conceptual, los intérpretes intercambiaron experiencias personales, a partir de las cuales crearon pautas de movimiento. Para Saban, el desafío consiste en poder darle un sello personal al proceso colectivo. “Constanza tiene una visión más compositiva de cómo trabajar con el grupo. En mi caso me centro en la calidad del movimiento y su intención”. Mientras suenan canciones de Sandro y Lucien Belmond, los dos directores comparten el placer por divertirse y afirman que trabajando seriamente, se pueden encontrar espacios para la relajación y el humor. 

 

 

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