RABIOSA MELANCOLÍA SEGÚN SU AUTORA Y DIRECTORA

EL ABANDONO DE LOS MEJORES RECUERDOS

Marianella Morena, una de las artistas de la escena uruguaya con mayor proyección internacional, comparte con el lector-espectador del Complejo Teatral de Buenos Aires algunas de las notas que tomó durante el proceso de creación de Rabiosa melancolía, su más reciente espectáculo, que presenta estos días en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín.

Marianella Morena, una de las artistas de la escena uruguaya con mayor proyección internacional, comparte con el lector-espectador del Complejo Teatral de Buenos Aires algunas de las notas que tomó durante el proceso de creación de Rabiosa melancolía, su más reciente espectáculo, que presenta estos días en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín. 


Por Marianella Morena

ENTRE LO REAL Y LA FICCIÓN (LOOP)
Rabiosa melancolía, “Fábula musical para adultos que no quieren envejecer”, profundiza en las patologías del vínculo. Y lo hace a partir de la ruptura del tiempo, en un loop entre lo real y la ficción, el pasado y el presente, la vejez y la infancia. 
Como si se tratara de una naturaleza beckettiana criolla, o de una fábula musical, apelando a la creatividad reactiva que nos caracteriza. 
Rabiosa melancolía trata de la ruptura de la memoria y sus trampas de ficción, porque cuando recordamos, alteramos el contenido. Entonces elegimos lo sonoro, que nos transporta sin destino, sin obligación de entendimiento, a través de las sutilezas sonoras de una taza cuando es apoyada en la mesa, de un chorro de agua, de los cubiertos percutiendo en la silla. 
La palabra que se transforma en música: ¿Por qué? ¿Para qué? 


NO LINEAL
Rabiosa melancolía nos sumerge en un relato no lineal: tres hermanos esperan que vuelva su madre muerta, para lo cual reconstruyen las cuatro comidas a través de canciones, sin saber quiénes viven o no, cuándo se encuentran o se recuerdan.
Hay tantas historias como personas para vivirlas, hay tantas formas de contar una historia como artistas sobre la tierra.
Después de mi trabajo con No daré hijos, daré versos, donde la música formaba parte del relato escénico, decidí investigar sobre el encuentro de lenguajes, acercándome a una ficción musical.


DEL SILENCIO A LA CANCIÓN: INICIO DE LA INVESTIGACIÓN
Usamos un texto ficcionalizado sobre la melancolía (con ribetes médicos), tomando como disparador las resonancias y las distintas miradas sobre lo melancólico. 
Desde esos contenidos es que vamos hacia la ruptura como juego rítmico entre lo real y la irrealidad. 
Cada uno elabora la arbitrariedad del recuerdo bajo consignas culturales de identidad. 
Lo dividí en cuatro actos que son las cuatro comidas, pero con las memorias y los presentes sonoros que cada uno contiene. 
Desde esos universos es que planteo que las letras surjan directamente de los textos sin que sean apartadas previamente.


EL PLIEGUE COMO RITMO EN LA ESCENA
Empezamos en 2015 a probar cosas, sin apuro, con premisas tanto conceptuales como territoriales. 
En esa búsqueda estuvimos varios meses, sin intenciones de concretar escenas, ni delinear los personajes, sino para definir materiales.


RITMO
Busco modificar el punto de vista, habilitar y rastrear líneas de actuación que nos permitan ser nosotros en el escenario. 
Zonas de la teatralidad que no sean solamente recursos, ideas estéticas, tendencias. Para eso uno debe juntar: contenido, conceptos, prácticas, ritmo, música y relato.
La posibilidad de crear un mundo, el tratamiento sobre el tiempo, ¿se puede detener? Y de hacerlo, ¿cómo se hace, o cómo lo hacen ellos?
Detener el paso del tiempo. Todos queremos luchar contra la muerte o congelar el tiempo, ya sea a través de la quietud o la hiperacción.


CONCLUSIONES
Rabiosa melancolía nos habla de la melancolía de vivir, crecer y envejecer con la angustia del abandono de los mejores recuerdos. 
No importa si nuestra madre vive o está encerrada en su cuarto componiendo canciones para que otros sean felices y que sus hijos estén sentados en la mesa solos, esperando que ella llegue. 
Rabiosa melancolía nos cuenta cantando, con las sonoridades que la palabra produce cuando la emoción y la intensidad necesitan música para ser expuestas. 
Tres hermanos deciden olvidar quiénes son, sus roles y edades, mientras trabajan a diario sobre qué se elige recordar y de qué forma se siente. 
¿Es malo traicionar? 
La propuesta musical es minimalista pero protagónica y en diálogo con la palabra hablada y cantada. En un  plano completamente acústico, este cuarteto juega y construye músicas desde la ficción y “ficciona” desde la música.

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