ENTREVISTA CON MOURAD MERZOUKI

Hip-hop barroco con toque argentino

Días antes de su viaje a Buenos Aires para montar 'Folia' con el Ballet Contemporáneo, el prestigioso coreógrafo francés habla de sus expectativas en relación al trabajo con la compañía, la naturaleza del hip-hop y su visión sobre la locura actual del mundo

Por Victoria Eandi 

Nacido en Lyon (Francia) y de origen argelino, el coreógrafo Mourad Merzouki es una figura importante en la escena del hip-hop desde principios de la década del 90. A lo largo de su trayectoria trabajó en la encrucijada de muchas disciplinas diferentes: fusiona circo, artes marciales, artes visuales, video y música en vivo con su exploración de la danza, en especial el hip-hop. 

Merzouki comenzó a entrenar a los siete años en la escuela de circo de Saint-Priest, en los suburbios del este de Lyon, mientras también practicaba artes marciales. A los quince, su relación con la cultura del hip-hop lo acercó a la danza en general. A partir de ese momento, Merzouki comenzó a trabajar en su propia creación coreográfica. Fundó su primera compañía de danza, Accrorap, en 1989, con Kader Attou, Eric Mezino y Chaouki Saïd. Con este grupo, Merzouki llevó el hip-hop de la calle a la escena, mientras exploraba simultáneamente otros géneros de baile.

En 1996, Merzouki decidió formar su propia compañía, nombrándola en honor a su obra inaugural, Käfig (que significa "jaula" en árabe y alemán), con un tono simbólico que paradójicamente representa su "apertura" y su negativa a encerrarse en una sola corriente. Es así que creó piezas que exploraban el mundo de la danza a través de multitud de estilos. Entre 2009 y 2022, Merzouki dirigió el Centre Chorégraphique National de Créteil et du Val-de-Marne, donde desarrolló un proyecto artístico que proponía a la danza como “una ventana al mundo”. Allí desplegó actividades programáticas cuyo objetivo era brindar apoyo a grupos independientes y compañías emergentes, y potenciar la formación y sensibilización sobre la danza hip-hop. 

Con Käfig presentó numerosos espectáculos y forjó un amplio repertorio; uno de ellos, Folia, estrenado en 2018, conjuga, en la línea mencionada, la danza contemporánea, el hip hop, el ballet y hasta los giros derviches. La obra trata sobre la locura de los hombres en el mundo, a través de distintas emociones: “Un derviche en trance bailando una folía barroca es la metáfora perfecta de este mundo absurdo que no sabe dónde va ni qué es lo que está haciendo”, afirma Merzouki. Esta obra es la que interpretará durante el mes de junio, en la Sala Martín Coronado, el Ballet Contemporáneo -junto a la soprano argentina Graciela Oddone y un ensamble de prestigiosos músicos locales en vivo dirigido por Jorge Lavista-; experiencia colaborativa a la que se refiere en la siguiente entrevista, días antes de viajar a Buenos Aires y mientras asistentes de su compañía trabajan en la coreografía con el cuerpo estable de bailarines del San Martín. 


 

‒La Argentina es un país de encuentro de culturas. ¿Qué piensa de poner en escena acá Folia, un trabajo donde se entremezclan danzas y músicas de diversas procedencias? 

Folia es una obra que deseo presentar al público argentino porque es un espectáculo universal que cruza diferentes técnicas y donde se mezclan bailarines y músicos trabajando sobre música electrónica y música barroca. Pienso que todas estas mixturas reflejan a un país como Argentina, en el que se destaca su cosmopolitismo, tal como en Folia, por lo cual estoy muy contento de que se presente allí. Me muero por saber cómo ese público va a recibir y vivenciar este espectáculo.

‒¿Qué expectativas tiene sobre montar esta coreografía con el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, una compañía que también suele abordar distintas técnicas y disciplinas? 

‒Por el momento, no conocí a los integrantes del Ballet, pero vi imágenes de ellos bailando y sin duda son una gran compañía, sumamente versátil. Noté que los bailarines tienen un alto nivel técnico y estoy seguro de que será una Folia de excelencia, que además refleje a estos intérpretes. Esta puesta de Folia será diferente a la francesa porque tendrá un toque argentino. Y esto es lo que me gusta; es por esta razón que acepté este proyecto, con el fin de intervenir la obra con otro color y otra técnica, tan exigente y bella como la del Ballet Contemporáneo. 

‒¿Es la primera vez que trabaja con una compañía latinoamericana? ¿Cómo imagina que será la experiencia de reponer esta obra con una compañía que no es aquélla para la que fue creada Folia? ¿Hay proyectos de continuar este trabajo colaborativo?

‒Ya trabajé anteriormente en talleres en América latina y conocí diversos bailarines latinoamericanos, pero ésta será la primera vez que monto una obra aquí integralmente. ¡Estoy contento con este desafío! Será una versión de mi espectáculo un tanto distinta porque los cuerpos son diferentes, la energía no es la misma, no son bailarines de hip-hop. Habrá entonces algo nuevo que es interesante, porque va a hacer vibrar Folia de otra manera. En principio, estamos a la espera de vivir esta primera etapa. Pero espero que luego podamos prolongar la relación con Argentina y estos bailarines, porque es bien sabido que lleva siempre un poco de tiempo alcanzar a comprender un país, sus intérpretes y su público. Mi deseo es que podamos darle una continuidad a este proyecto. 

‒¿Qué piensa del lugar que tiene el hip-hop en relación a la danza contemporánea? ¿Cuál es la diferencia entre el hip-hop de la calle y el de escenario? ¿Cuál es el punto de encuentro entre el hip-hop y la música barroca?

‒Pienso que el hip-hop viene a desestabilizar la danza contemporánea, la sacude. Se trata de una danza generosa, un baile muy acrobático que es totalmente complementario de la danza contemporánea. Y lo que me interesa es que el espectador no se plantee más la pregunta de si esto proviene de una técnica o de la otra, sino que vea una danza del mundo, una danza universal. La diferencia entre el hip-hop de la calle y el escénico es que el primero más bien sucede en el espacio de la demostración, de la competición, es un hip-hop demostrativo. Por otro lado, el hip-hop de la escena es más artístico, responde a una escritura coreográfica. Lo proponen los coreógrafos y/o los creadores en el marco de una reflexión profunda a partir de este vocabulario al servicio de un espectáculo.
El punto de encuentro entre el hip-hop y la música barroca se produce en el espacio de la danza. Las músicas barrocas son músicas pensadas para hacer bailar a la gente y el hip-hop es un arte del movimiento. Pienso que hay mucha similitud porque en ambos hay algo que nos lleva de vuelta a la fiesta. Musicalmente, identifico puntos en común porque, por ejemplo, cuando escuchamos la música hip-hop y la barroca, las dos tienen melodías que son repetitivas. 

‒¿Dónde reside hoy la mayor locura del mundo, según su mirada?

‒Todo depende de en qué lugar nos encontremos; está la locura del ser humano en su falta de respeto al planeta; es una verdadera demencia no tener en cuenta los problemas del mundo en el futuro y qué tipo de planeta vamos a dejarle a nuestros hijos. En este sentido, hay un tipo de locura del ser humano de hoy en la forma en que poco a poco vamos consumiendo el lugar donde vivimos, y eso es un desastre.  Agregaría quizás otra, que sería la locura de que los individuos se enemisten por racismo y se rechacen por no compartir la misma historia y la misma cultura. Creo que hay mucho trabajo todavía por hacer para evitar esa locura, que lleva a la humanidad a un lugar muy oscuro.

  

 

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