ENTREVISTA CON MARIANO TENCONI BLANCO, DIRECTOR DE “LAS CIENCIAS NATURALES”

La búsqueda del milagro

Un caudillo carismático, una tribu extravagante, la selva misionera, una monja y una compañía de teatro itinerante son algunos de los componentes de esta nueva experiencia de “La Saga Europea”, el proyecto imaginado por Tenconi Blanco y la Compañía Teatro Futuro que se propone explorar la relación entre Latinoamérica y Europa a través de la literatura. En esta entrevista, el director revela algunos de los procedimientos para poner en escena una obra que, como sus protagonistas, se pregunta por un interrogante tan ambicioso como la génesis del ser humano.

Por Agustina Yacachury

Acompañado por su secretario español, un científico alemán emprende un viaje imposible con un único objetivo: hallar el origen del ser humano. Y mientras busca llevar adelante su descubrimiento abismal, una aparición demoníaca ennegrece su corazón. 

Las Ciencias Naturales es la segunda experiencia de “La Saga Europea”, proyecto integrado por cuatro obras ambientadas en el siglo XIX que se proponen explorar la relación entre Latinoamérica y Europa a través de la literatura, e iniciado con la exitosa Las cautivas, estrenada en el Teatro de la Ribera, y luego repuesta en la Casacuberta del Teatro San Martín. 

Así como esa pieza inicial de Mariano Tenconi Blanco y la Compañía Teatro Futuro giraba en torno al mito de la cautiva, Las Ciencias Naturales toma como punto de partida a todos los Faustos: desde el de Goethe hasta el de Marlowe, pasando por el criollo de Estanislao Del Campo. 

Desde lo formal, como en Las cautivas también se presentan monólogos a público. En este caso, el procedimiento es la escenificación de los diarios de los viajeros que, como Humboldt o Darwin, inspiran los diarios de viaje de los dos naturalistas que protagonizan la historia. Además de los monólogos, Las Ciencias Naturales narra distintas escenas entre esos personajes y muchos otros de lo más variopintos. La puesta cuenta con un elenco interpreta todos los roles que la ficción demanda, y que -al mismo tiempo- asume el reto de tocar instrumentos musicales. Siempre liderados en escena por Ian Shifres, los actores pasan, por ejemplo, de hacer sonar una batería o una guitarra a convertirse en criaturas humanas, animales o hasta en una planta con total fluidez.  

Tenconi Blanco suele hacer muchas versiones de sus textos y durante los ensayos los sigue ajustando. Las Ciencias Naturales no fue la excepción: hubo cortes, en algunos casos, de una sección entera. Para él, “el ensayo es una gran fuente de la que tomar para ajustar la dramaturgia, atendiendo al valor del aporte de los actores y actrices”. No se trata de que improvise, incluso aclara que no es su método, sino de que “en el trabajo y en el diálogo surge qué cosas se deben decir con más claridad, o ya se dijeron, qué escenas están cortas, o qué orden alternativo puede haber para algunas secciones de la obra. Y tras todo eso es que “el autor” sigue trabajando mientras se ensaya”.

 

–¿Cómo empezó a pensar a la Argentina desde lo literario? ¿Por qué dice que el teatro argentino es parte de la literatura argentina?

–Desde que en 2013 armamos Compañía Teatro Futuro junto con Ian Shifres y Carolina Castro, siempre tuvimos en claro algunos núcleos centrales alrededor de los cuales queríamos trabajar: una dramaturgia pensada como literatura, grandes actuaciones, la música en un lugar central y partir desde la ficción. Sobre esas hipótesis iniciales, que aún hoy se sostienen, es que se desarrolla “La Saga Europea”, un proyecto en torno a la relación entre Sudamérica y Europa desde la literatura, y no desde la historia. Nos interesa dialogar con la ficción y desde la ficción, por lo que la mirada está puesta en los mitos literarios que constituyen esa relación. Creo que el teatro argentino es parte de la literatura porque la escritura teatral es también parte de la literatura. Es imposible pensar la literatura universal sin Shakespeare, Goethe o Beckett. Y lo mismo sucede en la Argentina: no se la puede pensar sin Discépolo, Copi, Kartun o Gambaro, sin contar que Arlt, Gombrowicz y Puig fueron también dramaturgos.

 –¿Cuáles fueron las hipótesis o preguntas iniciales de Las Ciencias Naturales?  

–Fueron varias. La obra no es una reescritura, en absoluto, pero hay, claramente, un trabajo con Fausto: el de Goethe, el de Thomas Mann, el de Marlowe. Y otros como los Faustos de El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov o El malogrado de Thomas Bernhard. Pero también tenemos nuestro Fausto, el de Estanislao Del Campo, que es muy curioso, ya que allí un gaucho le cuenta a otro sobre la representación de la ópera Fausto que vio en el Teatro Colón, mientras beben ginebra y va cayendo la tarde. Esa operación de sentido –una obra en la que un personaje narra una situación y esa situación es además una ficción–, y el tono humorístico y celebratorio, me resultaron profundamente inspiradores. Por otro lado, la obra cuenta la historia de un naturalista alemán que busca el origen del ser humano. Y nada más relacionado al concepto de origen que el teatro: el teatro está en el origen de los mitos, en el origen de la cultura. En una palabra, en el origen de la humanidad. Por último, claro, Borges. Él nos legó la posibilidad de trabajar con toda la cultura occidental. Y además, por si faltara algo, puso en la calle Garay un punto que contiene todos los puntos del universo. Por todo eso, nosotros podemos creer que el ser humano se originó en Argentina.

–¿Cómo describiría esa posibilidad de repensar mitologías desde el teatro?

–Creo que es, antes que nada, una de las actividades más pertinentes del teatro, ya que está en su mismo origen. En Atenas, el teatro puso en escena los mitos. En tiempos de individualismo excesivo, de un culto grotesco del yo, de lo instantáneo, de la performance y, a la vez, del mensaje liviano, de moda, moralizante, educativo, a nosotros nos interesa pensar lo mítico. Lo que nos perturba y no entendemos. Lo que nos precede y nos trasciende. Hay algo político en todo esto pero, fundamentalmente, tiene que ver con el teatro que nos gusta.

 –Explorar cuestiones ligadas al origen y a la identidad supone grandes desafíos ¿Cuáles se presentaron durante este montaje?

–La exploración está mayormente puesta en torno a la ficción y a encontrar herramientas teatrales para poder desarrollar una obra que nos identifique como artistas. Quizás el análisis de los temas es una lectura que proviene más de fuera, y que la utilizamos en tanto nos sirva para poder producir signos poderosos de actuación. Pero antes de un ensayo, no hablo de los temas de la obra ni hago una explicación puntual o un trabajo de mesa. Les pido a los actores que estudien la letra, comenzamos a probar y vamos conversando atrás de lo que surge de actuar. Me gusta más trabajar así: lanzarnos directamente al teatro sin llenarlo de preconceptos o de ideas.

 –Si su imaginación suele operar en torno a las lecturas, ¿cómo intervino esa característica en el caso de Las Ciencias Naturales y en el cruce entre los distintos faustos y los exploradores naturalistas?

–Sí. Todos los Faustos fueron influencia. Pero también los viajes de Darwin, lógicamente, una biografía de Humboldt, y mil etcéteras más. Como antes olvidaba todo lo que leía, últimamente me acostumbré a armar una lista programática de lecturas (N. de la R.: la lista que utilizó el director figura al final de la nota) 

 

 

 –¿Y en cuanto al lenguaje de los protagonistas? ¿Podría distinguir los principales disparadores que determinaron su construcción?

–Seguramente muchísimas influencias perfilaron a este fáustico naturalista alemán, el Doctor Weiss, y a su secretario, el español Doctor Blanco. Don Quijote, obviamente. Las nubes de Saer, que es la historia de un psiquiatra aunque narrada por su secretario. Nietzsche es claramente una gran influencia del personaje de Weiss. También las aventuras del músico demoníaco Leverkühn contados por su amigo Zeitblom en el Doktor Faustus de Mann. Y también los genios del libro de Labatut.

 –En Las cautivas el amor era abordado desde un romanticismo, un erotismo y una idealización muy fuertes. ¿De qué forma se manifiestan el amor y la sexualidad en esta segunda obra de la tetralogía de “La Saga Europea”? 

–Creo que el amor en Las Ciencias Naturales pasa por otros lugares. El amor romántico aparece más fracturado: Weiss ha perdido a su esposa, Blanco está buscando el amor. Pero sobre todo, el alemán perdió a su hijo y su secretario fue abandonado por su padre. Ambos salen a buscar el origen del ser humano. Tengo en claro que son personajes, no se trata de personas. Pero me es fácil imaginar a toda aventura, ya sea científica, ya sea teatral, como la búsqueda del milagro. 

 –¿Qué particularidades señalaría del elenco en la instancia de dirección?

–Fue un proceso soñado. Tuve la suerte de tener un grupo divertidísimo, muy arengador pero a la vez muy trabajador. Se saben la letra desde el día uno. Les propuse montar la obra en un mes, cosa de poder tener visión de totalidad pronto. Y hablamos de una obra de dos horas. Sin embargo, ellos lo lograron. Además, compartimos gustos y estéticas. Tienen imaginación, son jodones, lanzados y manejan mucha energía. Hemos atravesado un proceso muy feliz.

 –Por último, calificó al teatro porteño como el mejor en lengua castellana. ¿Lo sigue sosteniendo? ¿Por qué motivos? 

–Tuve la suerte de viajar con mis obras por casi toda Iberoamérica. En muchos lugares se hacen cosas geniales, sin dudas, pero en ninguno con el nivel que se hace en Buenos Aires. Las actuaciones, los textos, la complejidad de las propuestas estéticas, la profundidad, el humor, la variedad. Es una de las cosas más maravillosas que tiene esta ciudad. Las personas de todo el mundo que aman la lengua castellana y el teatro deberían venir a Buenos Aires por lo menos una vez por año sólo a ver obras. Acá está lo mejor. No tengo dudas.

 

 

LISTA DE LECTURAS / MARIANO TENCONI BLANCO
Aira, César: La liebre
Aira, César: Un episodio en la vida del pintor viajero
Bernhard, Thomas: El malogrado
Cervantes, Miguel de: Don Quijote de la Mancha
Darwin, Charles: El viaje del Beagle
Del Campo, Estanislao: Fausto. Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta Ópera 
Goethe, Johann Wolfgang: Fausto
Humboldt, Alexander: Sitios de las cordilleras
Labatut, Benjamín: Un verdor terrible 
Mann, Thomas: Doctor Faustus
Mansilla, Lucio V.: Una excursión a los indios ranqueles
Marlowe, Christopher: La trágica historia de la vida y la muerte del Doctor Fausto
Meinhardt, Maren: Alexander von Humboldt: El anhelo por lo desconocido
Nietzsche, Friedrich: Así habló Zaratustra
Nietzsche, Friedrich: Ecce hommo 
Quevedo, Francisco de: La vida del buscón
Rivera, Andrés: El farmer
Roa Bastos, Augusto: Vigilia del Almirante
Saer, Juan José: El entenado
Saer, Juan José: La ocasión
Saer, Juan José: Las nubes
Safranski, Rüdiger: Nietzsche. Biografía de su pensamiento  
Santayana, George: Tres poetas filósofos: Lucrecio, Dante, Goethe
Shakespeare, William: La tempestad 
Shakespeare, William: Macbeth (Traducción de Agustín García Calvo)
Tournier, Michel: Gaspar, Melchor y Baltasar
Viñas, David: Indios, ejército y frontera
Zweig, Stefan: La lucha contra el demonio

 

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