ENTREVISTA CON MÓNICA VIÑAO

LA MISTERIOSA PERMANENCIA DEL AMOR EN LA CORRIENTE SIEMPRE INQUIETA DE LA VIDA

En la Sala Cunill Cabenellas del Teatro San Martín se conoció Tres veces al amanecer, versión escénica de un volumen de relatos del exitoso escritor italiano Alessandro Baricco. A propósito del estreno conversamos con su directora, Mónica Viñao.

Gustavo Gavotti

En la Sala Cunill Cabenellas del Teatro San Martín se conoció Tres veces al amanecer, versión escénica de un volumen de relatos del exitoso escritor italiano Alessandro Baricco. A propósito del estreno conversamos con su directora, Mónica Viñao.

Una mujer llega al vestíbulo de un hotel a la madrugada y se pone a hablar con un hombre que espera, sentado en un sillón, la hora de ir a trabajar. La mujer lo retendrá insistentemente hasta lograr que no pueda irse jamás. 

Una pareja llega a un hotel pasada la medianoche y, tras una pelea, la chica entabla una profunda complicidad con el conserje del hotel, quien le hace replantear algunas decisiones. 

Una mujer policía a punto de jubilarse cuida a un niño que acaba de sufrir una tragedia y decide que ése, su último trabajo, deberá ser el mejor.

Tres veces al amanecer, del exitoso escritor italiano Alessandro Baricco, reúne tres relatos protagonizados por un hombre y una mujer, a distintas edades pero siempre al amanecer, en distintos lugares pero siempre en el vestíbulo de un hotel. 

Hay elementos en común entre las tres historias: aunque los personajes no lo sepan, y aunque no se respete de ninguna manera la cronología, los protagonistas son siempre los mismos y cada encuentro será, paradójicamente, el primero y el último. Sus destinos se cruzan en tres distintos momentos de sus vidas. Y cada encuentro significará para ambos una elección que los influirá para siempre. 

La directora Mónica Viñao es la encargada de llevar a escena estos relatos extraños, por momentos inquietantes, del autor italiano, en la versión teatral que se presenta en la Sala Cunill Cabanellas.  

‒¿Alessandro Baricco es un autor que le interesaba o fue esta obra en particular la que llamó su atención? 
‒Me gustan mucho sus cuentos y novelas pero me atrajo especialmente esta comedia dramática, por definirla de algún modo, debido a su gran teatralidad y por cómo están construidos los diálogos, que resultaron muy fáciles de trasladar a la escena. Más allá de su particular construcción, que me pareció sumamente original. Como directora, me gusta asumir desafíos y Alessandro Baricco sin dudas lo es. Tres veces al amanecer me pareció muy bella, muy teatral, y por eso quise subirla al escenario. Y una de mis preocupaciones es que, en el pasaje de la narrativa al teatro, no se pierda ese misterio que es uno de sus atractivos esenciales. 

‒En su recorrido como directora ha sido una constante llevar al escenario obras no teatrales. Pienso en Borges, en Mishima. En el caso de Tres veces al amanecer parece en principio una empresa bastante dificultosa su traspaso a la escena porque tampoco es muy claro el género al cual pertenece: no es una novela, tampoco son cuentos propiamente dichos…
‒Pienso que son cuentos atravesados por el destino. Son tres cuentos pero ocurre solamente uno. Son los mismos personajes, pero ninguno sabe qué le va a pasar. A mí me parecía difícil al principio, en la etapa de traducción, pero después, cuando empezamos a ensayar, todo fue aclarándose. Las historias están destinadas a ser atravesadas por el destino más allá de sus personajes. 
Nos enteramos de los hechos más significativos de sus vidas en cada uno de los fragmentos que aparecen en los tres cuentos de la obra. Pero las historias no deben leerse en secuencia: si ocurre una, no sucederán las otras dos. Hay que elegir.

‒¿Cómo resultó el proceso de adaptación?
‒Leí la obra en su idioma original y fui traduciéndola al español confiando un poco en mi conocimiento del italiano y ayudándome con la edición española de la obra. 

‒Dice que el montaje la ayudó a resolver su idea de puesta.  
‒Por lo general, antes de empezar a ensayar, nunca tengo una idea acabada de la puesta que voy a hacer. En este caso, fue fundamental la ayuda de la escenógrafa Graciela Galán. Ella superpuso los tres escenarios en uno y con la luz fuimos diferenciando los diferentes espacios. También hay una calle por donde transitan los actores. Y después, el trabajo con los actores terminó por darle forma al montaje y la puesta en escena. Los tres actores tienen mucho talento, aunque se sabe que con eso no alcanza. Por lo menos a mí. Además, hay que ser tenaz y poner el cuerpo.

Tres veces al amanecer reúne tres historias donde aparecen los mismos personajes, aunque a edades muy diferentes. ¿Cómo se resuelve ese cambio en escena? 
‒Un poco con el vestuario pero fundamentalmente con la voz. Nunca quise una transformación sino que el cambio se manifestara a través del cuerpo y la voz de los actores. Puede parecer lo más difícil del trabajo, pero confío en el trabajo de los actores. 

‒Por las características de la obra pueden aparecer muchas complicaciones pero usted parece haberlas sorteado todas. ¿Qué fue, entonces, lo más difícil de este trabajo? 
‒Pienso que lo más difícil es la última frase de la obra: “Qué misteriosa la permanencia del amor en la corriente siempre inquieta de la vida”. ¿Cómo se dice? ¿Cómo se expresa esa oración tan poética y resbaladiza? 

 

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