“CAE LA NOCHE TROPICAL”. ARCHIVO, 1988.

MANUEL PUIG ESCRIBE MÁS DE AFECTO QUE DE SEXO EN SU ÚLTIMA NOVELA

A propósito del estreno de la versión escénica de Cae la noche tropical, que coincide con el aniversario número treinta de la novela, reproducimos el artículo publicado en el diario El País de España en 1988, que anuncia la presentación del libro en Madrid.

A propósito del estreno de la versión escénica de Cae la noche tropical, que coincide con el aniversario número treinta de la novela, reproducimos el artículo publicado en el diario El País de España en 1988, que anuncia la presentación del libro en Madrid. 

Por Pedro Sorela. 
Madrid, 25 de octubre de 1988. 

Cae la noche tropical y dos ancianas que charlan en un salón de Río de Janeiro encienden la luz porque la penumbra es propia de casas de ancianos solos. De su conversación se deduce que ambas mujeres fueron felices, tuvieron familia y compañía, y que ahora se esfuerzan en la cotidiana “épica de la vejez”, como la llama Manuel Puig, el escritor que las ha creado. El conjunto de todo ello es Cae la noche tropical (Seix Barral), que el autor de El beso de la mujer araña o La traición de Rita Hayworth presenta en Madrid.

De lo que la anciana más animosa le cuenta a la otra se deduce también la historia de una vecina, de esperanza y soledad. Esa es justamente una de las técnicas que individualizan al ya veterano Puig, argentino de 55 años, autor de una decena de títulos entre los que se incluyen dos obras de teatro y dos guiones de cine: suele encontrar voces que, en su lugar, cuenten una historia. Su voz le aburre, dice. Puig no sólo no cree que el diálogo en castellano suene falso, como se ha dicho, sino que en su opinión suena mejor aún que en otros idiomas, al contar con innumerables dialectos: el español, el argentino, el caribe... Los críticos le han sabido reconocer un virtuosismo en el diálogo, aunque algunos, sobre todo a propósito de su última novela, Sangre de amor correspondido (1982), le han acusado de copiar de una cinta grabada. Es cierto que la novela se basaba en las grabaciones del lenguaje metafórico de un albañil, dice Puig, pero posteriormente esas grabaciones fueron manipuladas como material artístico. El aspecto de Puig se corresponde con la vida de trabajo, playa y viejos vídeos que lleva en Río de Janeiro, en un piso frente al mar. Viaja con frecuencia porque, políglota, tiene el prurito de revisar directamente sus traducciones: al italiano son fáciles, al inglés, complejas, y al francés, sumamente difíciles pues lo que suena alambicado en castellano puede sonar natural en francés.

NO VOLVERÁ
Argentina no es ya el país lúgubre del que se marchó, pero Puig no tiene intención de regresar. El dice que por razones prácticas ‒instaló a sus padres, mayores, en Río‒, pero al paso va dejando caer viejos reproches que el tiempo ha ido endureciendo. Y no tan viejos: no comprende que los argentinos simplemente ignoraran El beso de la mujer araña cuando por fin acabó la censura, y que tuvieran que esperar a la película para hacerle caso. El beso..., también llevada al teatro en España, es una larga conversación en una cárcel de la dictadura argentina, entre un homosexual y un preso político. Entre los varios temas que cruzan su obra figura la preocupación por la opresión sexual. En Cae la noche tropical, el sexo ‒y es él quien insiste en ello‒ ha sido sustituida por el afecto. En la conversación se nota la permanencia de sus viejas obsesiones. En su novela sólo hay seres que buscan afecto y huyen de la soledad.

 

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