PERMISOS PARA LA PRUEBA
“Los talleres toman una zona vacante para los bailarines del Ballet. Es el momento de probar nuestras ideas, llegar a un final y poder mostrar. Hay lugar para la prueba y el error, estando del lado de la dirección”, afirma Silvina Pérez, intérprete del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín.
“Los talleres toman una zona vacante para los bailarines del Ballet. Es el momento de probar nuestras ideas, llegar a un final y poder mostrar. Hay lugar para la prueba y el error, estando del lado de la dirección”, afirma Silvina Pérez, intérprete del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín.
Enfoques a un mundo no mirado fue el primer trabajo a cargo de algunas intérpretes del Ballet, como inauguración de los talleres de investigación coreográfica. Esta dinámica propone a los bailarines dirigir trabajos propios de creación, interpretados por sus compañeros. Este año la propuesta se abrió para todo aquel que lo quisiera experimentar en la compañía. Son seis proyectos que se presentan en septiembre en el Hall Central del Teatro San Martín, con entrada libre y gratuita.
Melisa Buchelli, Silvina Pérez y Lucía Bargados profundizaron su investigación. “Nos preocupamos por construir una obra, que no sea sólo una experiencia para los compañeros”, según Pérez. La dinámica del Ballet, que implica un primer y un segundo reparto, deja paso a esta instancia en la que todos están involucrados.
Estas bailarinas devenidas en coreógrafas partieron del mural del Hall Central Alfredo Alcón para experimentar cómo ese plano se vuelve cuerpo colectivo, “que tiene que ver con la respiración o lo bestial”, agrega Pérez. “Jugábamos con la sensualidad, la pose, hasta que al final aparece la persona y sus posibilidades de moverse.” “Hay tiempo de probar, de escucharnos”, afirma Bargados. “Nos conocemos mucho y esto hace más fácil proponer pautas. Siempre está el desafío de poder comunicar ideas. Nuestros compañeros están predispuestos porque saben que sus palabras y sensaciones nos importan. Uno conoce lo que es estar poniendo el cuerpo”.
Las directoras de Allium Cepa, Paula Ferraris y Agostina Scarafia, eligieron titular su trabajo utilizando el nombre científico de la cebolla, con la idea de trabajar las distintas capas que hacen al todo. “Una unión concéntrica que puede ser llevada a la sociedad, enfocándonos en lo que es la persona y las capas que puede llegar a tener”. Este campo metafórico se puso a prueba durante los ensayos. “Decidimos sacrificar algunas cosas, propuestas que hubieran necesitado más tiempo para volcarlas al movimiento. Trabajamos con doce hombres y cuatro mujeres, en escenas que se cruzan solo al final”. La investigación, que incluye música original de Martín Aguilar, emplea unas tarimas que se van moviendo. “Buscábamos la unión de todas esas capas, que todos pasemos en algún momento por el mismo suelo”. Para Ferraris, funciona como límite en algunos casos, una base acotada donde los intérpretes pueden concentrar energía.
“Tener que transmitir ciertas ideas, implica desarrollar un nivel de claridad mayor, para poder poner en palabras, que a mi criterio es más difícil que ponerlas en el cuerpo”, señala Scarafia. “Se aprende mucho, comprendés más desde ese otro lado y también a las personas a cargo de los grupos, entendiendo el lugar del otro. Se trabaja con el cansancio, muchos somos intérpretes en obras de los compañeros. Uno va aprendiendo hasta dónde pedir, cuándo sí y cuándo no. Teníamos un tiempo de ensayo asignado y tuvimos que organizar los seis proyectos.”
Todos los equipos de trabajo cuentan con la estructura de la compañía para producir (salas de ensayo, personal técnico, posibilidad de utilizar vestuario de los talleres). “No es un producto terminado, es un taller, estamos experimentando ideas”, afirma Buchelli. El nivel de los bailarines de la compañía es muy destacado, y para muchos transitar esta experiencia podría ser el principio de una carrera en dirección y composición.
+ info de EL BALLET CONTEMPORÁNEO EN EL HALL CENTRAL