Susurrando la propia nostalgia

El fotógrafo de la muestra que se expone en la Fotogalería se refiere en estas breves líneas, de manera muy personal, a los protagonistas de sus bellas e inquietantes imágenes

Por Rodrigo Illescas

Están ahí. Sumidos en un tiempo inmóvil como parte de una ciudad olvidada. 

En estos rincones, los dioses no tienen nimbo, los ángeles no tienen alas, los fantasmas no tienen sombra.

Esos cuerpos que emergen de la luz callan la historia. Callan sumidos en su ausencia. 

En cada una de sus noches hay un reino. Se habla de piedras de luz, de caminos interminables, de puentes milagrosos y hasta de catedrales intactas. 

Sin embargo, solo hay un resplandor del que nacen, y una noche que los cubre. 

Se arriesgan en la última luz. Esperan en silencio. En silencio lavan algo más que las culpas. 

No miran a quienes los ven. Sus espaldas se agrandan contra el olvido y se vuelven monumentos en el inicio de la noche. Los cuerpos más humildes evocan un pasado incompleto.

El resplandor los inmoviliza. Un recuerdo los absorbe. Se detienen ante un sueño vacío. Son su propia ausencia en esa soledad pavorosa. 

Sin embargo, siguen ahí, haciendo gestos sin testigos. Despojándose del rostro. Susurrando la propia nostalgia, el miedo y el vacío, mientras se lavan el corazón en silencio. 

 

+ info de Las catedrales de la nostalgia

INFORMACIÓN IMPORTANTE PARA EL DÍA DE LA VISITA: