UN ENCUENTRO DE FRACASADOS

Leonor Manso se prepara para interpretar a Alicia, la mujer del Capitán en Danza macabra. “Ahora que la estoy llevando al cuerpo, me parece increíble la forma en que Strindberg pone en evidencia determinados vínculos y sistemas de relación en una obra escrita en 1900.”

Leonor Manso se prepara para interpretar a Alicia, la mujer del Capitán en Danza macabra. “Ahora que la estoy llevando al cuerpo, me parece increíble la forma en que Strindberg pone en evidencia determinados vínculos y sistemas de relación en una obra escrita en 1900.”

 

por Leonor Manso

Strindberg es un autor apasionante y su aparición cambia en el teatro, entre otros elementos, las luchas entre el hombre y la mujer. El autor dice que el matrimonio en Danza macabra es, en realidad, un encuentro de dos fracasados: un capitán que nunca llegó a coronel, casado con una actriz que dejó su carrera por el matrimonio. A este encuentro de frustrados o resentidos, llega un visitante, con el que se entretienen destruyéndolo de una manera vampírica. Es extremadamente teatral, extremo en todo y tan verdadero.

Más allá del realismo
Para un actor es maravilloso actuar en una obra como esta porque los personajes siempre están en un extremo. Está tan bien escrita que la situación aparece cuando encarnás las palabras. Strindberg trabaja la forma expresionista, no naturalista, y para el actor es maravilloso poder sacar todo eso afuera con esa fuerza, esas palabras y sin nada de mentira, aunque por supuesto hay engaño en este matrimonio. Creo que el público se va a reír mucho por complicidad. A diferencia de 1900, nos podemos reconocer en estos mecanismos de sometimiento y de competencia propios de una pareja.

Antonio Grimau (el Capitán) y Gustavo Pardi (Kurt)
Con Antonio estudiamos con Juan Carlos Gené, hicimos juntos nuestra primera obra y nunca más tuvimos la ocasión de trabajar ni en teatro, cine o televisión. Y tenemos este encuentro después de tantos años, justamente en esta obra. Es realmente un placer, es un compañero excelente y un gran actor, al igual que Gustavo. Es fundamental el encuentro entre los actores en este tipo de obra donde hay mucha exposición. Se necesita una confianza tremenda con los compañeros para poder expresar y saber que eso va a ser recibido. Con Analía fueron muy atinados los ensayos. La obra es bastante extensa y ella impuso un ritmo que hoy le agradecemos.

La forma imprevista
Primero leo la partitura que es la obra y trato de comprender lo que ocurre en cada situación. Los actores luego ponemos el cuerpo (y el alma). En nuestra actividad pensás muchas cosas, pero cuando los materiales son buenos hay algo que a una misma la sorprende. Cuando me descubro diciendo: “esto ni lo había pensado” o “mirá lo que me aparece”, lo valoro mucho y lo tomo, porque sé que eso es mucho más verdadero que lo que haya podido pensar. Es un valor de la obra y de las palabras, que tienen determinada fuerza o determinada carga que te llevan a determinados sentimientos o imagen. Siempre comienzo por la lectura de la obra, tratando de comprender las situaciones –cuáles son los objetivos, lo típico que uno aprende en las escuelas–, pero después está eso otro que no se aprende y ocurre, lo imprevisible. Es el valor que tiene ese material, ese personaje, y que el autor lo pudo concretar también en palabras.

Alicia, hoy
El personaje tiene efectivamente mucha resonancia, porque el vínculo entre ella y el Capitán, su marido, es claramente patriarcal. Alicia dejó su profesión (no se sabe bien que clase de actriz era, me parece que no muy buena, porque en ese caso no hubiera dejado), y el marido es quien trae dinero a la casa, es patrón y dueño absoluto, también de su mujer. Ella le presenta batalla, pero finalmente quien termina en una Danza macabra, en un juego perverso, es el marido. La mujer queda como víctima totalmente desvalida. Si nos sigue interpelando este tipo de vínculo es por el patriarcado tremendo que anula a la mujer, que la reduce a objeto y receptáculo de todas las rabias, deseos y sentimientos del hombre.

 

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