“LAS CAUTIVAS” EN EL TEATRO SAN MARTÍN

UN PAÍS FUNDADO POR LIBROS

El autor y director de la obra que se estrena en el Teatro de la Ribera revela textos y autores que sirvieron de influencia en su elaboración al tiempo que reflexiona sobre los orígenes de un país nacido al calor de la literatura

Foto: Carlos Furman

“Hay que tener un ojo puesto en la inteligencia francesa y el otro clavado en las entrañas de la Patria”, fue la consigna de Esteban Echeverría. Ricardo Piglia decía que la mirada estrábica es la verdadera tradición nacional: un ojo en la literatura universal, en el Aleph; el otro en la sombra de los bárbaros, en el destino sudamericano. Así, la literatura nacional, buscando emanciparse de la española, nació abrazándose a la francesa. 

El mejor escritor argentino del siglo XIX, quien además llegó a ser Presidente, es Sarmiento. Él acuñó la frase más famosa de la literatura argentina: “Las ideas no se matan”. Sarmiento cita mal la frase original (“On ne tira coups de fusils a les idées”) y, además, la atribuye erróneamente a otro autor. Así, el comienzo de la literatura argentina es indisociable a la francesa pero, al mismo tiempo, nace unida al error, a la traducción, a la cita, al plagio, a la falsificación, a la urgencia, a la libertad ficcional. 

Echeverría viajó a París a los veinte años y trajo a nuestro país una novedad: el Romanticismo. En 1837 escribió uno de los textos fundacionales de la literatura argentina: La cautiva.  Lo primero que se lee en su poema es también literatura francesa, en este caso una cita de Víctor Hugo: “Ils vont. L’espace est grand” (Ellos van. El espacio es grande). En La cautiva, Echeverría mitifica el llamado desierto argentino, que no es otra cosa que el lugar donde viven los indios, a quienes Echeverría propone eliminar. Su objetivo será cumplido algunos años después, cuando el aparato de violencia del Estado asesine a las comunidades originarias y reparta sus tierras, fundando así la Argentina que conocemos. ¿Será que reescribiendo uno de los textos que funda nuestra nación podremos refundarla? Claro que no. 

Reescritura del clásico de Echeverría, nuestra Las cautivas le debe mucho al modo en que Copi reescribe el Martín Fierro en su Cachafaz. A la vez, los nombres de las protagonistas homenajean a las de As you like it de Shakespeare. El Atala de Chateubriand también es revisitado en nuestra aventura, que le debe todavía mucho más al Eisejuaz de Sara Gallardo. El mapa de las influencias tiene más calles, pero vayan éstas como pequeña guía o austera gratitud. 

Si Argentina fue un país fundado por libros, si sus primeros mandatarios eran, a su vez, escritores, si la clase política expresaba sus ideas a través de la literatura, si el origen nacional es inseparable de la escritura: ¿por qué la Historia tendría más valor que la Literatura en la creación de eso que solemos llamar Argentina?

 

Autor: Por Mariano Tenconi Blanco

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