Una historia de amor en camino a la muerte
El gran actor español vuelve a los escenarios porteños con una exquisita adaptación de la novela homónima de Miguel Delibes estrenada en Madrid en 2018. “Volver a Miguel Delibes es no dejar de aprender a mirar”, dice Sacristán sobre el autor de una pieza conmovedora.
Un pintor con muchos años en el oficio lleva tiempo sumido en una crisis creativa. Desde que falleció su mujer de forma imprevista, prácticamente no ha podido volver a pintar. En ese estado recuerda tanto los acontecimientos felices que le tuvieron enamorado de ella durante toda su vida como la aparición, poco a poco, de una enfermedad que, sin nadie suponerlo, le condujo a una muerte inesperada a los 48 años.
Es el verano y otoño de 1975. La hija mayor de ambos está en la cárcel por sus actividades políticas y es entonces cuando surgen los primeros síntomas de la enfermedad de su madre, que la hija vivirá en prisión. Es otro recuerdo permanente en la vida de su padre, que también revive ahora.
Señora de rojo sobre fondo gris es el relato de una historia de amor en camino hacia la muerte, situada en una España con rasgos inequívocos, que habla de la felicidad y de su pérdida. Y que llega a la intimidad de cada espectador por el camino recto y simple de la verdad. Un amor que se llena de dramatismo, y quizá de mayor plenitud, cuando aparece, primero sin hacer ruido y después como una brutal ruptura, la enfermedad. Un sobrecogedor retrato de “una señora de rojo”, tan luminosa, “sobre el fondo gris” de todas las circunstancias que rodean su final.
El propio Miguel Delibes ha confesado el carácter autobiográfico de Señora de rojo sobre fondo gris. Su autor, un hombre en extremo pudoroso, se escondió detrás de la figura de un pintor, Nicolás, para contar la historia de su vida junto a su mujer, Ángeles de Castro y, sobre todo, describir el proceso de la enfermedad que la condujo a una muerte tan temprana como inesperada. Ángeles de Castro es la Señora de rojo sobre fondo gris, retratada por el pintor Eduardo García Benito casi a la edad en que murió, un cuadro que quedó colgado en el estudio del escritor.
La novela, en verdad un monólogo –y así ha sido adaptada a la escena–, resulta una pieza fundamental para conocer de cerca el mundo personal y humano del escritor, además de un reconocimiento, entre la admiración y el dolor, a la mujer que le inclinó hacia la literatura, con la que tuvo siete hijos y fue su inseparable compañera desde que se conocieron muy jóvenes hasta su inesperado y trágico final.
Señora de rojo sobre fondo gris retrata también a la España de 1975, los meses previos a la muerte de Franco. La hija mayor del matrimonio estaba por entonces en la cárcel por sus actividades políticas y Delibes aprovecha esta circunstancia para denunciar la situación imperante: el temor a la tortura en las comisarías, la pesadumbre de las visitas a la cárcel y la esperanza de que aquellos tiempos oscuros acabaran pronto.
Calidad humana y compromiso por la libertad
El novelista Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) está considerado uno de los principales referentes de la literatura en lengua española: su obra ha merecido el Premio Nadal (1948), el Premio de la Crítica (1953), el Príncipe de Asturias (1982), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1991) y el Premio Miguel de Cervantes (1993).
Entre los motivos de su obra destacan una perspectiva irónica frente a la pequeña burguesía, la denuncia de las injusticias sociales y la rememoración de la infancia. Y su producción revela una fina observación de tipos y situaciones, con una visión crítica de los excesos y las violencias de la vida urbana.
Su sostenida labor como novelista se inició con La sombra del ciprés es alargada, que obtuvo el Premio Nadal en 1948, a las que le siguieron Aún es de día (1949), El camino (1950), La hoja roja (1959) y Las ratas (1962), entre otras. En 1966 publicó Cinco horas con Mario (considerada por muchos su mejor obra) y en 1975 Las guerras de nuestros antepasados, ambas adaptadas al teatro y ésta última protagonizada asimismo por José Sacristán.
En 1981 vio la luz Los santos inocentes, cuya adaptación cinematográfica, dirigida por Mario Camus en 1984, tuvo un resonante suceso en el Festival de Cannes de ese año.
Señora de rojo sobre fondo gris (1991) es una pieza confesadamente autobiográfica y narra sin ocultamientos el dolor del escritor por la pérdida temprana de su mujer y musa, Ángeles de Castro: “Soy consciente de que con su desaparición ha muerto la mitad de mí mismo”, declaró Delibes en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua.
Medio siglo entre el escenario y la pantalla
Desde que se dio a conocer con Solos en la madrugada, el film de José Luis Garcí de 1978, José Sacristán se hizo muy popular en Argentina y mantiene con el país una relación de mutuo afecto y colaboración, ya que ha participado en films nacionales como Un lugar en el mundo y Convivencia, y protagonizó espectáculos teatrales como El hombre de La Mancha, entre muchos otros
Nacido en Madrid en 1937, Sacristán es una figura de referencia y a la vez muy popular tanto del cine como del teatro españoles. Empezó en los escenarios en la década del sesenta pero al poco tiempo se inició también en el cine, donde debutó con La familia y uno más en 1965. Participó en muchas comedias “atrevidas” de los setenta y se convirtió en uno de los actores más taquilleros de la época junto con Alfredo Landa y José Luis López Vázquez, pero enseguida empezó a protagonizar también notables papeles dramáticos como Un hombre llamado Flor de Otoño de Pedro Olea, La colmena de Mario Camus o El pájaro de la felicidad de Pilar Miró. En 2021 recibió en el Festival de San Sebastián el Premio Nacional de Cinematografía.
Sacristán ya había incursionado en el universo creativo de Miguel Delibes a fines de los ochenta cuando estrenó, también junto con el director José Sámano, Las guerras de nuestros antepasados. “Después de aquella prodigiosa criatura a la que el maestro llamó Pacífico Pérez, he interpretado personajes de Arthur Miller, August Strindberg, George Bernard Shaw, Mario Vargas Llosa, Peter Schaffer, David Mamet”, dice Sacristán. “He rodado películas y series de TV. Siento que volver a Miguel Delibes, ahora con su sobrecogido Nicolás, supone entregarme a una tarea que bien pudiera significar la culminación de una aventura de trabajo y de vida que viene durando ya más de sesenta años. Sea como sea… Pacífico decía de su tío Paco que fue ‘el hombre que le enseño a mirar’. Volver a Miguel Delibes es no dejar de aprender a mirar. Pasen. Y miren”.
