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Homenaje a Audrey Hepburn.
Nuevas funciones, nuevos títulos

En el año del 30° aniversario de su muerte

sinopsis

 

El Ministerio de Cultura, a través del Complejo Teatral de Buenos Aires, y Fundación Cinemateca Argentina han organizado un ciclo denominado Homenaje a Audrey Hepburn, que se llevará a cabo del martes 14 de noviembre al sábado 2 de diciembre en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530). La muestra está integrada por ocho largometrajes protagonizados por la gran actriz británica, que se transformó en un fenómeno del cine (y de la moda) a partir de su debut en la gran pantalla en la década de 1950.

 

“Nunca vimos a Norma Jane convertirse en Marilyn Monroe: la conocimos después de esa metamorfosis, con su pelo platinado y su sonrisa enorme. Pero para Audrey Hepburn, cada papel –desde La princesa que quería vivir a Sabrina– que la condujo a Muñequita de lujo y que luego continuó hacia Mi bella dama, mostraba su transformación: la mariposa que emergía de la crisálida. Y, a diferencia de Monroe, a quien siempre se vio transformarse en algo creado para la pantalla, Audrey Hepburn solo se reveló como su propio ser luminoso e inmanente”. (Paula Vázquez Prieto, Hacerse la crítica).

 

FCA - Fundación cinemateca argentina

Días y horarios

TODAS LAS FUNCIONES COMIENZAN PUNTUALMENTE EN EL HORARIO ANUNCIADO 

 

Martes 14  

A las 15 y 21 horas 

La cenicienta en París

(Funny Face; EE.UU; 1957)

Dirección: Stanley Donen.

Con Audrey Hepburn, Fred Astaire, Kay Thompson.

El fotógrafo de una importante revista de moda necesita encontrar una modelo que se salga de lo habitual. La casualidad lo lleva a una librería donde, inesperadamente, descubre a Jo Stockton, una tímida dependienta que reúne todas las cualidades que buscaba.

La cenicienta en París lleva a cabo, en un último fuego de artificio, la alianza de la innovadora energía de los musicales MGM con la legendaria elegancia de la productora Paramount. A primera vista, el film parece muy distinto a los musicales que Stanley Donen había dirigido en la MGM. Pero esa diferencia es más superficial que profunda. El guion de Leonard Gershe retoma un esquema muy parecido al de Cantando bajo la lluvia (1952): sátira de un medio profesional frívolo (la moda femenina y sus semanarios), héroe que es una estrella (Astaire es un célebre fotógrafo de moda como Gene Kelly era en aquélla un célebre actor de cine), heroína ajena a ese medio, un medio al que desprecia en nombre de más nobles aspiraciones (…) La escena en que Astaire revela y amplía una foto de Hepburn perdida en el decorado, ‘revelando’ así su belleza, constituye un eco de la escena de Cantando bajo la lluvia en que la voz de Kathy sustituye a la de Lina en un estudio de doblaje”.(Bertrand Tavernier, Jean-Pierre Coursodon, 50 años de cine norteamericano).

“Una de las formas más curiosas que adoptó el cine de Hollywood de los 50 para que el público no asociara a sus estrellas femeninas con una posible actividad sexual consistió en emparejarlas con hombres lo bastante mayores para ser sus padres. Al ver Sabrina (1954), el público aceptó tácitamente que Audrey Hepburn acabaría rechazando al apuesto William Holden a favor de Humphrey Bogart, que era treinta años mayor que Hepburn; o que se relacionara románticamente con Henry Fonda (veinticuatro años mayor) en La guerra y la paz (1956); o con Fred Astaire (de la misma edad de Bogart) en La cenicienta en París. (…) Audrey con frecuencia despertaba en el público reacciones románticamente protectoras; sin embargo, era más una frágil figura de escaparate que un símbolo sexual". (Donald Spoto, Las damas de Hitchcock).

(103’; DM).

 

A las 18 horas 

Muñequita de lujo

(Breakfast at Tiffany’s; EE.UU; 1961)

Dirección: Blake Edwards.

Con Audrey Hepburn, George Peppard, Patricia Neal.

Holly Golightly es una bella muchacha que, aparentemente, lleva una vida fácil y alegre. Un día se muda a su mismo edificio Paul Varjak, un apuesto escritor que espera un éxito que nunca llega.

“Los créditos iniciales de la película, con Audrey Hepburn desayunando frente a la vidriera de Tiffany, se convirtieron en la metáfora del Hollywood clásico que se extinguía, una vidriera de sueños inaccesibles. Al igual que El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald, la novela Breakfast at Tiffany’s es la historia del sueño americano. La novela de Truman Capote es sobre el precio que hay que pagar por ese sueño. La película está decidida a ver los sueños como la respuesta a los deseos. Y, no por casualidad, se necesitó una estrella de cine europea con herencia aristocrática para hacer realidad el sueño americano, porque el sueño americano es, en parte, el sueño de ser real, de pertenecer, de ser descubierto. Al igual que Holly Golightly y Marilyn Monroe, Jay Gatsby era una farsa, una farsa que se creía a sí misma. Pero Hepburn era un sueño de autenticidad en lugar de imitación. Capote sabía que Hepburn no era la Holly que él había escrito, y eso es innegable. Pero su elección es la razón por la cual la película funciona en sus propios términos y se ha vuelto tan culturalmente distinta de la novela. A pesar de que se mantiene gran parte de la historia y los diálogos de Capote, es una historia fundamentalmente diferente porque su tono y estado de ánimo son diferentes. La película es luminosa, está llena de esperanza, mientras la novela está llena de sombras y terrores. (…) La película está despojada de todo cinismo, cree siempre en ese corazón honesto que late bajo las capas de maquillaje”. (Paula Vázquez Prieto, Hacerse la crítica).

“A pesar de presentar unos personajes movidos principalmente por la venalidad y el comercio sexual, la película ilustra la venerable doble moral de Hollywood. Fiestas desmelenadas, borracheras, bailarinas exóticas, desinhibición sexual y una regia especie de egoísta autonomía aparecen como las principales diversiones de las clases sofisticadas de Nueva York; sin embargo, al final los dos amantes imponen el decoro (…) Son ellos los que quedan grabados en nuestra memoria, empapados bajo la lluvia, como si esta fuera un símbolo de la bendición divina. La escena enterneció a millones de espectadores en 1961 y años después parece conservar la mayor parte de su fuerza”. (Donald Spoto, Audrey Hepburn: La biografía).

(115’; DM).

 

Miércoles 15  

A las 16 horas 

Amor en la tarde

(Love in the Afternoon; EE.UU; 1957)

Dirección: Billy Wilder.

Con Gary Cooper, Audrey Hepburn, Maurice Chevalier.

Amor en la tarde, un encantador homenaje a las comedias románticas de Ernst Lubitsch –en concreto a La viuda alegre (1934) y La octava mujer de Barba Azul (1938)— cuenta la historia de Ariane Chavasse, una ingenua parisina que es seducida por un veterano playboy norteamericano llamado Frank Flannagan. Pero éste ignora que el padre de la chica es el detective privado Claude Chavasse, especializado en asuntos de infidelidad.

Amor en la tarde es uno de los films más amables de Billy Wilder. (…) El espíritu de Ernst Lubitsch impregna la película; uno puede sentir la voz de Lubitsch a lo largo de todo el film. Mientras Estados Unidos se regocijaba en la era delirante de Jerry Lewis, Billy Wilder se volvía con afecto hacia el pasado, a la estilizada gracia europea que el cineasta había conservado relativamente intacta bajo la envoltura de director de películas de Hollywood en los años cuarenta y cincuenta. Sin embargo, irónicamente, los críticos que más a la ligera se tomaron a Billy Wilder fueron franceses. Cautivados por la cultura norteamericana y celosos de su energía, los jóvenes críticos de Cahiers du Cinéma se vieron atraídos por las comedias cartoon de Jerry Lewis y Frank Tashlin (…) Billy Wilder, por su parte, les resultaba demasiado contenido. Desde el punto de vista estilístico, Wilder parecía inclinarse hacia el cinéma de qualité francés, precisamente el tipo de cine contra el que se rebeló con contundencia la Nueva Ola”. (Ed Sikov, On Sunset Boulevard: The Life and Times of Billy Wilder).

(130’; DM).

 

Jueves 16  

A las 15 horas 

Sabrina

(EE.UU; 1954)

Dirección: Billy Wilder.

Con Humphrey Bogart, Audrey Hepburn, William Holden.

La joven Sabrina, hija del chofer de los poderosos Larrabee, está enamorada del hijo menor de la familia, que coquetea con ella por puro entretenimiento. El padre la envía a Paris, de donde vuelve convertida en una mujer elegante y seductora que encandila a los dos hermanos Larrabee, tanto al frívolo David como al hermético y adusto Linus.

Tras Stalag 17 (1953), Billy Wilder intentó hacer un romance a lo Ernst Lubitsch ubicado en el enrarecido mundo financiero de Nueva York, y hasta cierto punto lo consiguió. El guion de Sabrina es más afilado y divertido que la verborrágica obra teatral de Samuel Taylor en la que se basa el film. Al igual que hiciera con Stalag 17, Wilder tensó la estructura, reforzó los personajes principales y cambió casi todo el diálogo, reescribiéndolo de un modo más rítmico y vivaz que en la obra de teatro. La banda sonora de la película –adaptada y compuesta por Frederick Hollander, viejo amigo de Wilder—es deliciosa; y la fotografía de Charles Lang es elegante y alegre, con unas imágenes tan delicadamente pulidas como crudas habían sido en Cadenas de roca (1951). Audrey Hepburn está encantadora, William Holden resulta excepcionalmente descarado y optimista. Sabrina contiene algunos momentos inolvidables, entre los que destaca el primer y espectacular plano de ella sentada en un árbol, asomándose entre las ramas; una luna llena de un tamaño exagerado brilla a sus espaldas y su luz extrae destellos de las hojas mientras contempla con mirada patética cómo el amor de su vida baila con una joven de risa tonta”. (Ed Sikov, On Sunset Boulevard: The Life and Times of Billy Wilder).

(113’; DM).

 

Viernes 17  

A las 18 horas 

La princesa que quería vivir

(Roman Holiday; EE.UU; 1953)

Dirección: William Wyler.

Con Gregory Peck, Audrey Hepburn, Eddie Albert.

Durante una visita a Roma, la princesa de un pequeño país centroeuropeo trata de eludir el protocolo y las obligaciones que implica, escapándose del palacio para visitar la ciudad de incógnito. Así conoce a un periodista norteamericano, que finge desconocer la identidad de la joven. Audrey Hepburn obtuvo el Oscar a la Mejor Actriz por La princesa que quería vivir, deliciosa comedia de William Wyler (filmada casi íntegramente en Italia) que la convirtió de la noche a la mañana en una estrella de cine de primera magnitud.

“En las escenas en que la princesa cumplía con sus obligaciones de la realeza, Audrey se movía con la oportuna dignidad, mientras que en las demás saltaba, bailaba, se caía al río y daba vueltas por la ciudad con la despreocupación de una adolescente. Es ese retrato equilibrado y lleno de matices, sin un solo gesto o entonación que chirríen, lo que debe tenerse en cuenta al evaluar esa etapa de la carrera de Audrey Hepburn, porque en cierto sentido la princesa Ann es la propia Audrey. Como hija de una baronesa, a quien habían inculcado los modales de la etiqueta europea, y que había conocido tanto la disciplina del ballet como las privaciones de la guerra, Audrey encontró un alter ego en el personaje de Ann (…) En las siguientes

películas de Audrey, los aspectos complementarios de su carácter fueron definiéndose, el aspecto serio y el juguetón, el entregado y el tenaz, la joven idealista y adulta que aprende una enseñanza moral. En La princesa que quería vivir, como en sus demás películas, Audrey no es un ser inmutable. Es una joven cambiante, una ninfa que puede mostrarse aristocrática o vulgar, altiva o enérgica según el momento”. (Donald Spoto, Audrey Hepburn: La biografía).

(118’; DM).

 

Martes 21  

A las 15 horas 

La princesa que quería vivir

(Roman Holiday; EE.UU; 1953)

Dirección: William Wyler.

Con Gregory Peck, Audrey Hepburn, Eddie Albert.

(118’; DM).

 

Miércoles 22  

A las 15 y 21 horas 

Espera la oscuridad

(Wait Until Dark; EE.UU; 1967)

Dirección: Terence Young.

Con Audrey Hepburn, Alan Arkin, Richard Crenna.

El fotógrafo Sam Hendrix conoce en un aeropuerto a una modelo. La mujer lleva consigo una muñeca llena de droga y la intercambia por una muñeca de regalo que lleva Sam. Más tarde, tres delincuentes rastrean la muñeca hasta el departamento del fotógrafo. Allí se encontrarán con un inconveniente inesperado: Susy, la esposa de Sam, que es ciega. Basada en el célebre thriller de Frederick Knott (autor teatral que ya había sido llevado al cine por Alfred Hitchcock en La llamada fatal, 1954), Espera la oscuridad es un clásico a redescubrir del cine de suspenso. Audrey obtuvo su quinta y última nominación al Oscar por su interpretación de Susy, uno de los roles más dramáticos de su carrera.

“De todas las herramientas de las que se puede servir un director de cine, quizá el miedo a la oscuridad sea la más natural, ya que las películas, por su naturaleza esencial, deben ser vistas en la oscuridad. Los últimos 15 o 20 minutos de Espera la oscuridad son absolutamente terroríficos, en parte gracias a las excelentes interpretaciones de Audrey Hepburn y Alan Arkin (y, desde mi punto de vista, la actuación de Arkin podría ser la mejor evocación de la maldad jamás realizada en el cine, rivalizando o tal vez incluso superando la de Peter Lorre en M, El vampiro de Düsseldorf), y en parte gracias al brillante giro que le da Frederick Knott a la historia: Hepburn, en un último esfuerzo desesperado por salvar la vida, rompe hasta la última bombilla de su apartamento, de modo que ella y el villano estén en igualdad de condiciones. El problema es que se ha olvidado de una luz…” (Stephen King, Danza macabra).

“Audrey se transforma en la primera heroína de acción que dio el cine de gran espectáculo. Lo que hace Hepburn en Espera la oscuridad es monumental: actúa con todo el cuerpo. Es cierto, siempre lo hizo: vean las piernas en la moto en La princesa que quería vivir, vean el movimiento gatuno en Muñequita de lujo, vean los pasos en la glorieta en Sabrina (…) Pero eso era sutil: aquí está la actriz, en total dominio de su arte e instrumento, adelantándose veinte años a Linda Hamilton en Terminator o a la gran Ellen Ripley de Sigourney Weaver”. (Leonardo M. D’Espósito, La Nación).

(108’; DM).

 

Sábado 25  

A las 16 horas 

Charada

(Charade; EE.UU; 1963)

Dirección: Stanley Donen.

Con Cary Grant, Audrey Hepburn, Walter Matthau.

Cuando Regina Lampert llega a París, descubre que su esposo ha sido asesinado y su departamento saqueado. En la embajada norteamericana le informan que su marido había robado un cuarto de millón de dólares al gobierno de los Estados Unidos. Pero el dinero ha desaparecido y los cómplices del robo creen que lo tiene ella.

“Considerada demasiado violenta por la crítica cinematográfica de la época (se estrenó dos semanas después del asesinato de Kennedy), Charada contenía todos los elementos propios del thriller: una trama compleja y llena de cambios de identidad, una galería de villanos siniestros y a la vez divertidos, héroes de guerra muy poco heroicos y un tesoro escondido que, como corresponde, se halla a la vista de todos”. (Donald Spoto, Audrey Hepburn. La biografía).

“Aunque hacía tiempo que Cary Grant deseaba trabajar con Audrey Hepburn, él recelaba de los veinticinco años de edad que le separaban de la actriz. Ya por ese motivo había rechazado interpretar junto a ella Sabrina y Amor en la tarde. Fueron Stanley Donen y el guionista Peter Stone los que convencieron a Grant de que trabajase con Audrey en Charada, afrontando el problema de la edad sin disimulos y convirtiéndolo en un elemento presente a lo largo de la película”. (Warren G. Harris, Cary Grant. A Touch of Elegance).

(113’; DM).

 

Domingo 26  

A las 21 horas 

Cómo robar un millón de dólares

(How to Steal a Million; EE.UU; 1966)

Dirección: William Wyler.

Con Audrey Hepburn, Peter O’Toole, Eli Wallach.

Un legendario coleccionista de arte presta su preciada Venus de Cellini a un museo parisino. Pero la Venus no es auténtica, sino una experta falsificación. Antes de que se descubra la estafa, Nicole, la hija del coleccionista, contrata los servicios de un ladrón de guante blanco para robar el original.

Cómo robar un millón de dólares era la quinta película de Audrey filmada total o parcialmente en París. También fue su tercer trabajo a las órdenes de William Wyler, que dirigía aquí su primera comedia desde La princesa que quería vivir. Para Wyler (y también para el protagonista masculino, Peter O’Toole) gran parte del placer de realizar Cómo robar un millón de dólares residió en los chistes improvisados que salpicaron los diálogos y que resultan una fiesta para el espectador atento. En un momento dado de su plan para robar una estatua falsificada, O’Toole viste a Audrey con las ropas de trabajo que llevan las mujeres de limpieza del museo. ‘¿Para qué?’, pregunta ella, y O’Toole le susurra: ‘Bueno, al menos le dará un día de descanso a Givenchy’”. (Donald Spoto, Audrey Hepburn. La biografía).

(123’; DM).

 

Martes 28  

A las 15 y 21 horas 

Muñequita de lujo

(Breakfast at Tiffany’s; EE.UU; 1961)

Dirección: Blake Edwards.

Con Audrey Hepburn, George Peppard, Patricia Neal.

(115’; DM).

 

A las 18 horas 

Espera la oscuridad

(Wait Until Dark; EE.UU; 1967)

Dirección: Terence Young.

Con Audrey Hepburn, Alan Arkin, Richard Crenna.

(108’; DM).

 

Miércoles 29  

A las 15 horas 

Sabrina

(EE.UU; 1954)

Dirección: Billy Wilder.

Con Humphrey Bogart, Audrey Hepburn, William Holden.

(113’; DM).

 

A las 18 horas 

Amor en la tarde

(Love in the Afternoon; EE.UU; 1957)

Dirección: Billy Wilder.

Con Gary Cooper, Audrey Hepburn, Maurice Chevalier.

(130’; DM).

 

A las 21 horas 

Charada

(Charade; EE.UU; 1963)

Dirección: Stanley Donen.

Con Cary Grant, Audrey Hepburn, Walter Matthau.

(113’; DM).

 

Jueves 30  

A las 15 y 21 horas 

Cómo robar un millón de dólares

(How to Steal a Million; EE.UU; 1966)

Dirección: William Wyler.

Con Audrey Hepburn, Peter O’Toole, Eli Wallach.

(123’; DM).

 

A las 18 horas 

Charada

(Charade; EE.UU; 1963)

Dirección: Stanley Donen.

Con Cary Grant, Audrey Hepburn, Walter Matthau.

(113’; DM).

 

Viernes 1°  

A las 16 horas 

La cenicienta en París

(Funny Face; EE.UU; 1957)

Dirección: Stanley Donen.

Con Audrey Hepburn, Fred Astaire, Kay Thompson.

(103’; DM).

 

Sábado 2  

A las 21 horas 

Amor en la tarde

(Love in the Afternoon; EE.UU; 1957)

Dirección: Billy Wilder.

Con Gary Cooper, Audrey Hepburn, Maurice Chevalier.

(130’; DM).

 

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