24 EXPOSICIONES

Una construcción entre imágenes y palabras a lo largo del tiempo

MUESTRA 19/

Ismael

Fanny & Alexander
Ingmar Bergman
1982

Una niña y un niño son salvados por la súplica de un hombre. En un baúl, Isak los traslada a un hogar habitado por momias que respiran y marionetas a punto de vivir.
Este recinto, tienda de antigüedades a la vez que posible morada de Dios, se compone de ambientes indefinidos, pasillos en penumbras que conducen a destinos misteriosos y residencia de un habitante prohibido.
En otra casa, el mismo niño atesorará el suave movimiento de la estatua de una mujer hermosa.
Ocho años antes, Celine (profesión: maga) y Julie atraviesan a risotadas los umbrales de una mansión embrujada para rescatar a una niña de la asfixia fantasma.
Aún más atrás, y al igual que el prestidigitador en una fiesta o el cowboy en un duelo, un aspirante a carterista entrena sus dedos para lograr que la mano sea más rápida que el ojo.
Así, la verdad que transcurre a veinticuatro cuadros por segundo se le escapa a la vista.
Pero el cuadro único y total, el still que nada le niega a la mirada, permanecerá sin parpadear de aquí a la eternidad. Su movimiento es el de un origen ya incomprobable, ficticio.
Quedan únicamente ensoñaciones lejanas.
La mímica del tenis en una mañana de verano.
Faustine en el atardecer.
Quienes al mirar un retrato también eran vistos por los retratados, son quienes en una sala a oscuras temían por sus vidas al avecinarse una locomotora a toda velocidad.
Esto no es fruto de la inocencia ni del virtuosismo técnico, mucho menos motivo de burla: es territorio de Magia y a ella nos encomendamos.

Bruno Dubner

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