24 EXPOSICIONES

Una construcción entre imágenes y palabras a lo largo del tiempo

MUESTRA 12/

La foto del poema por venir

Lucas Soares, Sin título, 2019

 Rever una foto puede ser una forma de escritura poética. Tratar de decir lo que se ve a partir de una escritura que, asumiendo la irreductibilidad entre lo que vemos y lo que decimos, aspira a crear algo desde ahí. Si la fotografía y la poesía se cruzan en su respectiva y fecunda imposibilidad de decir lo que se ve y de hacer ver lo que se dice, la escritura poética puede entenderse como un acto de revisión de la distancia insalvable que hay entre la foto que vemos y lo que decimos acerca de ella. Aunque ver y escribir remitan siempre a una pérdida, ambas disciplinas se las arreglan para imprimir, cada una a su manera, las huellas de una falta por cuyo rastreo ganamos nuevos sentidos. Para el poeta Mark Strand, aun cuando esté celebrando algo alegre, la poesía –y ello aplica también a la fotografía– “porta consigo la noticia de que esa alegría en concreto se ha terminado”.

Tomé esta foto en Vietnam durante un viaje en tren de Hanói a Ninh Binh, en un camarote compartido de camas cuchetas parecido a una pequeña prisión. La saqué a hurtadillas, desde la cama inferior de enfrente, en el único momento del viaje en que madre e hija se hallaban inmersas cada una en su mundo. Frente a la escena que provocó la foto yo quería, en verdad, escribir un poema. Pero como en ese momento estaba muy cansado, tomé la foto con la intención de registrar la escena para un futuro poema. Por lo general, para escribir sobre algo necesito antes fotografiarlo. Cazar una imagen que fije de antemano la posible dirección-sentido del poema. Así como las fotos de aficionado que saco en los viajes son una especie de recordatorio para la escritura de futuros poemas, muchos de los apuntes que tomo son como fotos textuales.

Cuando reveo esta foto no pienso, de hecho, en ninguno de los elementos que saltan a la vista. Solo me detengo, una y otra vez, en lo que esa mujer desconocida estaría pensando en aquel momento. Así es como, yendo más allá de la imagen fotográfica, el poema empieza a escribirse al intuir el pensamiento invisible de esa mujer que mira por la ventanilla el paisaje en movimiento. “El problema –como le dice Foucault al cineasta Werner Schroeter– consiste en crear algo que ocurra y circule entre las ideas, algo que se mantenga innombrable, y así a cada instante tratar de darle una coloración, una forma y una identidad que nunca dice lo que es”. Si la fotografía acontece fundamentalmente en ese resto que queda fuera del ver, la poesía lo hace en ese resto que queda fuera del decir. Rever esta foto es para mí darle una coloración, una forma y una identidad a ese poema que me hubiera gustado escribir.  

Lucas Soares 


Lucas Soares
 es doctor en filosofía por la Universidad de Buenos Aires e investigador independiente del CONICET. Se desempeña como profesor de Historia de la Filosofía Antigua en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y de Arte y Filosofía e Introducción a la filosofía en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la UBA. Es autor de libros, artículos y ensayos sobre las relaciones entre filosofía y poesía en publicaciones nacionales e internacionales. Publicó los libros de poesía: El río ebrio (Paradiso, 2005), El sueño de las puertas (Alción, 2006), Mudanza (Paradiso, 2009), Roña (VOX, 2013), El sueño de ellas (Bajo la luna, 2014), La sorda y el pudor (Mansalva, 2016), Un drama eléctrico (Caleta Olivia, 2016) y La médium (Mansalva, 2019). 

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