24 EXPOSICIONES

Una construcción entre imágenes y palabras a lo largo del tiempo

MUESTRA 22/

Teatro póvera

Tanuma Takeyoshi,
Niños con kamishibai,
Japón, c. 1950

Kamishibai significa drama de papel y es una forma de hacer teatro, de contar historias y compartir imágenes que se originó en Japón durante el siglo XII. Por entonces los budistas hacían uso de unas láminas llamadas emakis, donde combinaban textos con imágenes religiosas para cautivar seguidores. El kamishibai resurgió siglos después en Japón pero alejado de su función pedagógica-religiosa, en álgidos momentos de crisis económica, la de finales de los años veinte y luego de 1945, con la postguerra. Durante estas décadas miles de desempleados salieron en bicicleta a la calle con una cajita de madera, láminas de papel con dibujos de un lado e historias narradas en su reverso y un bolso lleno de dulces para vender a lxs  niñxs de todas las edades de barrio en barrio, de pueblo en pueblo y por todas las esquinas de cada ciudad.

Con el tiempo la economía nipona se estabilizó y el kamishibai fue ocupando menos espacio en la cultura popular, aunque esto recién fue hacia finales de la década del cincuenta cuando el uso de la televisión se hizo masivo, hasta entonces las funciones de kamishibai se mezclaban con los sonidos de las radios visuales -así llamaban los japoneses a los primeros aparatos de televisión, cuya producción masiva en principio fue extremadamente costosa-. Durante muchos años coexistieron el público de los kamishibaistas en las esquinas y el que se amuchaba en lobbies de hoteles y cafeterías (la que podían darse el lujo de tener en su vitrina una TV Sharp) para mirar y escuchar historias.

Luego de la crisis de 2001 -la última gran crisis argentina previa a la que hoy atravesamos a escala planetaria a nivel económico, sanitario y ecológico-, en Buenos Aires con Amalia Sato a la cabeza se creó el Club Argentino de Kamishibai. Se hicieron funcionen en el Centro Cultural de España, pero también en Brukman, una de las empresas recuperadas más emblemáticas e itineraron artistas con sus cajas de madera hechas de manera artesanal por centros culturales, museos, bibliotecas, escuelas, librerías durante varios años por distintos puntos del país.

El kamishibai tiene un punto de contacto con Veinticuatro exposiciones, ese cruce singular entre imagen y palabra. El Kamishibai y la fotogalería comparten el gusto por lo analógico, el contacto con la materia; el amor por usos de la tecnología expositiva demodé cuyos sus recursos creemos no se encuentran agotados (la caja de madera en el caso del kamishibai, la pared de mármol por ejemplo de la Fotogalería). También el kamishibai y la fotografía, por el uso de tecnologías de fácil acceso, comparten cierto poder democratizante, dado que sin mayores dificultades, puede realizarlos cualquiera. En la entrega veintidós quiero compartir la historia del teatro de papel y la manera en que resurgió en momentos críticos en Japón pero también en Argentina porque a un paso de inaugurar El espíritu del éxtasis, la exhibición que teníamos que haber abierto en marzo del 2020, nos preguntamos cómo seguir luego... Los momentos de crisis son oportunos para repensar el formato, las condiciones, la mirada y los objetivos.

Lara Marmor

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